
Nada mejor para un ser humano que tener una mascota. Está comprobado que el poseer una de ellas nos ayudan increíblemente en nuestra salud física y emocional.
Si bien hay razas de perros que nosotros mismos hemos convertido en agresivos y escuchamos en medios de comunicación como han atacado a niños y a otros adultos, es normal que hallan personas que decidan no tenerle una mascota a su hijo o hija.
Cuando regalamos a nuestros niños o niñas un perro, gato, perico u otros animales de mascota, los vamos preparando para la vida.
En mi casa de niña, siempre hubo un perro, ese animal era mi amigo, mi confidente, mi compañero de juegos y mi guardián cuando iba a la pulpería de la esquina, entre miles de cosas más.
Me asusté cuando mis mascotas se lastimaban o se enfermaban, adquirí la responsabilidad de alimentarlos y bañarlos, les tenía regalitos de navidad y también lloré cuando les tocó la hora de morir. Creí que había un cielo para todos los animalitos del mundo, porque Dios nos
había dejado compartir con ellos la Tierra.
Hoy estoy rodeada de esos perros cortos de patas, de cuerpos largos, de hermosas y largas orejas, ladridos ensordecedores y hermosa mirada de inocencia.
Todos tenemos una familia humana, pero paralelamente tengo una familia de animales, que me reciben con amor y dulzura, no critican mi pelo, ni mi peso, ni mi forma de vestir pero me saben amar incondicionalmente.
No importa cuál sea su tipo de mascota, permítase la oportunidad de tener una de ellas y disfrutar del amor que solo ellos saben entregar.
Cómo ejemplo solo miren esta fotografía, ella es Daniela y la perrita que abraza se llama Roxi. Roxi fue entregada porque sus dueños no la podían cuidar, tenía cerca de 15 días de vivir con nosotros. Piensen en todo el amor y dulzura que Daniela le regaló a esta perrita con su abrazo.
Si bien hay razas de perros que nosotros mismos hemos convertido en agresivos y escuchamos en medios de comunicación como han atacado a niños y a otros adultos, es normal que hallan personas que decidan no tenerle una mascota a su hijo o hija.
Cuando regalamos a nuestros niños o niñas un perro, gato, perico u otros animales de mascota, los vamos preparando para la vida.
En mi casa de niña, siempre hubo un perro, ese animal era mi amigo, mi confidente, mi compañero de juegos y mi guardián cuando iba a la pulpería de la esquina, entre miles de cosas más.
Me asusté cuando mis mascotas se lastimaban o se enfermaban, adquirí la responsabilidad de alimentarlos y bañarlos, les tenía regalitos de navidad y también lloré cuando les tocó la hora de morir. Creí que había un cielo para todos los animalitos del mundo, porque Dios nos
había dejado compartir con ellos la Tierra.
Hoy estoy rodeada de esos perros cortos de patas, de cuerpos largos, de hermosas y largas orejas, ladridos ensordecedores y hermosa mirada de inocencia.
Todos tenemos una familia humana, pero paralelamente tengo una familia de animales, que me reciben con amor y dulzura, no critican mi pelo, ni mi peso, ni mi forma de vestir pero me saben amar incondicionalmente.
No importa cuál sea su tipo de mascota, permítase la oportunidad de tener una de ellas y disfrutar del amor que solo ellos saben entregar.
Cómo ejemplo solo miren esta fotografía, ella es Daniela y la perrita que abraza se llama Roxi. Roxi fue entregada porque sus dueños no la podían cuidar, tenía cerca de 15 días de vivir con nosotros. Piensen en todo el amor y dulzura que Daniela le regaló a esta perrita con su abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario