Hace 4 años llegaron a mi vida unas hermosísimas orejas negras, torpes al andar pero suaves al acariciar, ese es mi perro Rover. El vino a llenar un gran vacío en mi corazón, ya que tenía más de dos años de buscar un perro basset. Con él llegaron muchas sonrisas, momentos divertidos y amigos. Un año después se unió a mi familia Galatea, la perra más singular y divertida, llena de travesuras, y que más de una vez nos ha pegado sustos con sus ocurrencias. Fue por ellos que encontramos a Mauren, y a través de ella a la mayoría de la actual familia Bassetico. Fue por todos ellos que nació Bassetico, por nuestro deseo de compartir nuestras experiencias e inquietudes con otros dueños de estos particulares perritos.
Pero a principios de 2008 algo cambió, una nueva ilusión llegó a mi vida, después de 8 años logré quedar embarazada, y ese embarazo trajo a mi hermosa hija Samanta a nuestras vidas. Con ella muchas cosas cambiaron, tuvimos que establecer prioridades y cambiar de vehículo, pues el que teníamos no era apropiado para ella. Eso hizo que no pudiéramos llevar a nuestros amados perros a las reuniones, pues no había forma de transportarlos apropiadamente. Hay que recordar, para quienes nos conocen y para quienes no nos conocen personalmente, que nosotros vivimos en Esparza, y el viaje bien puede durar dos horas o más.
Esto ha sido muy doloroso para nosotros, llegar al parquecito y ver a todos los amigos de Rover y Galatea jugar y correr, sabiendo que ellos por esta circunstancia no pueden viajar con nosotros. Aun así, hemos ido a cada una de ellas, con la ilusión de que al regresar a casa ellos olerán el ruedo de nuestros pantalones y sabrán que sus amigos no los olvidan y esperan con ansias que regresen a jugar y correr con ellos.
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